15 niños integrantes de la familia que se accidentaron el pasado domingo 12 de agosto a la salida del Parque Gran Bretaña viven junto a otras 4 personas mayores bajo un mismo techo y muchas veces no tienen ni lo que comer
Muchas veces la vida a las personas las pone a prueba, y eso parece ser lo que le paso a una familia riverense, que en esta frontera tan especial, vive 20 metros dentro de territorio brasilero.
Todos recuerdan el grave accidente que se registró el pasado domingo 12 de agosto, día del niño en Uruguay y día del padre en Brasil, dónde un hombre de 43 años bajo el efecto del alcohol, conducía su automóvil volviendo desde el Parque Gran Bretaña y en la curva de Presidente Giró frente al ex abasto municipal, pierde el dominio del vehículo, impactando violentamente contra una columna, provocando graves lesiones en varios de los que en ese automóvil viajaban, entre ellos una de sus hijas de 8 años, la cual actualmente se encuentra internada en delicado estado en la ciudad de Montevideo.
La parte del accidente es la que todos conocen, pero hay otra parte, que sin dudas duele y en gran medida, dónde integrantes de esa familia, que no estaban en el momento del accidente, que no habían estado bebiendo, que no tienen responsabilidad de lo que allí pasó, son quienes día a día la luchan para poner un plato de comida sobre la mesa y de alguna forma alimentar a 19 personas que viven bajo el mismo techo.
15 niños, desde 5 meses hasta 11 años de edad y 4 adultos, entre ellos una señora de 67 años con problemas de salud, de nacionalidad Argentina, que no pude levantarse de la cama y que por no poseer su documentación de identidad no logra tener una pensión monetaria a pesar de su real necesidad, son alguno de los problemas que día a día enfrenta Silvia Rosa, una mujer de 34 años de edad, la cual valientemente se hizo cargo de sus sobrinos accidentados y a pesar de su realidad económica los llevó a vivir con ella en su casa.
Alertados de la triste realidad de esta familia que vive en la propia línea divisoria, en calle Japón 240, en la zona conocida como Matadero del Norte, A Plateia fue al lugar y comprobó una “cruda y dolorosa” realidad, en la que 15 niños y 4 adultos, muchas veces no tienen ni para comer.
Cuando el equipo periodístico de A Plateia llegó al lugar, fuimos recibidos de la mejor forma posible por parte de Silvia y su familia, la cual entre lágrimas que derramaba de su mejilla nos contaba lo difícil que es para ella mantener un hogar, sobretodo cuándo en ese hogar no hay un ingreso económico que les permita por lo menos costear las necesidades básicas.
Mientras dialogábamos con Silvia, veíamos la inocencia de pequeños niños que tal vez sin entender la realidad, jugaban, en otros casos con mucha atención escuchaban lo que allí se hablaba y en el caso de los más pequeños, esperando para mamar, siendo éste tal vez el único alimento seguro con el cual Silvia cuenta día tras día.
Al preguntarle como hacía para mantenerlos, esta valiente mujer, madre de 6 de los 15 niños, nos informaba que antes de hacerse cargo de todos los niños, salía a la calle, recolectaba cartones y con la ganancia de lo que vendía, podía comprar la comida, cosa que ahora no puede hacer más, porque tiene que quedar en su casa a cuidar de todos los niños.
En determinado momento ingresamos a la casa de la familia para conocer la realidad por dentro, dónde nos deparamos que la mayoría de los menores, a pesar de las gélidas noches, tienen que dormir en el piso, porque no hay cama suficiente para todos y por ende, tampoco tienen abrigo necesario para todos.
Mientras la charla se desarrollaba y nos contaba su historia, primero le daba el pecho al bebe de 5 meses y luego hizo lo propio con la nena de 2 años, dónde de esa charla pudimos observar que a pesar de todos los problemas, el instinto de madre en proteger a sus hijos y sobrinos, los tiene e “flor de piel”.
La realidad es una sola, la cual indica que una familia de uruguayos vive 20 metros dentro de Brasil, en esta frontera tan especial como lo es Rivera – Livramento, familia que necesita desde un paquete de pañales, una silla de ruedas para la señora de 67 años, colchones, frazadas, ropas, calzados y alimentos, los cuales generalmente escasean a la hora de sentarse a comer, una realidad que va más allá de un accidente, dónde el responsable del accidente no vive en esa casa y es ajeno a esta historia, una historia que tiene como “víctimas” a 15 niños, que a pesar de su corta edad la vida los hizo “actores” de una cruel realidad, una realidad en la cual ellos conocen algo que seguramente la mayoría de nosotros no sabemos lo que es, hablamos de tener hambre, algo que duele en lo más profundo del alma.
Acá no importa la nacionalidad, acá no importa la inclinación política de los adultos, acá lo que sí importa es darle una solución a esta familia, la que sin dudas cuándo se acerquen las elecciones de un lado y el otro de la frontera serán visitados, pero el momento de ir es éste y no cuándo el voto de todos es igual, el momento de ayudar a estos habitantes de la frontera es ahora, en este momento que el “hambre golpea” en el estómago de 15 niños en la “Frontera de la paz”.
Por: Wáshington Pereira/AP
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